Lucía Sánchez Saornil.
Poeta, libertaria, anarcofeminista, también homosexual, a lo
largo de todo su
ciclo vital trató de reformular las identidades de quienes
“no contaban” y dotar a los
cuerpos femeninos, objetos y objetivo de control y de
represión, de nuevos significados y
de otras prácticas vitales que superasen los mecanismos y
discursos del poder que los
oprimía.
Nació el 13 de diciembre de 1895 en Madrid en el seno de una
familia pobre. En 1916 entró a trabajar como telefonista en Telefónica.
Paralelamente, prosiguió sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando. Se dedicó también a la poesía y siguió los movimientos
vanguardistas, adhiriéndose en particular en 1919 al movimiento ultraísta.
Publicó entonces sus poemas en revistas como Tableros, Plural, Manantial y La
Gaceta Literaria.
Durante los años 1920 dejó la poesía para dedicarse a la
actividad política en el seno del movimiento anarcosindicalista. Participó en
diferentes conflictos sociales dentro de Telefónica. En 1927 se trasladó a
Valencia, donde colaboró en varios periódicos anarquistas como Tierra y
Libertad y Solidaridad Obrera.
De vuelta a Madrid en 1929, prosiguió con sus
actividades en el movimiento anarquista, haciéndose cargo en 1933 de la secretaría
de redacción del periódico CNT.
En 1936, poco antes del inicio de la Guerra Civil Española,
fundó junto a Mercedes Comaposada y Amparo Poch la organización feminista y
libertaria Mujeres Libres. Este movimiento anarquista de emancipación contó
hasta con 20 000 miembros en 1938, a pesar del hecho de que existía sólo en la
zona republicana.
En cuanto tuvo lugar el levantamiento fascista fue Lucía la que propuso la formación de
brigadas femeninas de trabajo que cuando la situación lo demandase, sustituyeran a los
hombres combatientes y sirvieran de enlace recogiendo correspondencia y paquetes.
Ella se encargó en Madrid de estructurar la Agrupación de Mujeres Libres en unas
Secciones de Trabajo: Transporte, Sanidad, Vestidos, Metalurgia, Servicios públicos y una brigada móvil que acudía en cualquier puesto de trabajo que fuera necesario.
Esta valiente mujer
relegada al olvido, como tantas otras, por una sociedad injusta y
machista, es todo un ejemplo de lucha y de concienciación. Con su poesía
construye una nueva feminidad.
¿Para qué pones rosas sobre tu seno y adornas tus cabellos
con diademas?
¿Para qué prendes tu manto con broches de plata?
¿Para qué cuelgas de tu garganta collares prodigiosos?
No enciendas tu lámpara; si te sientas a esperar, el, no
llegará nunca.
Poema de, Lucía
Sánchez Saornil
Según Nuria Capdevila-Argüelles la poesía modernista de Lucía
o de Luciano SanSaor
fue también innovadora porque denunciaba “la feminidad como
opresión”,escribiendo sobre amadas estatuas blancas y pálidas,
imágenes frías o pobres, y tristesnovias sin amor. Hablaba asimismo de la “la feminidad como
muerte”, y por ello, la amada era representada en su obra como un “exvoto” sin vida,
un objeto de simple veneración. Posteriormente, la imagen de la amada en su
poesía ultraísta se convertiría en felina y moderna. La musa ya no representaba la blancura del
tedio, sino la vorágine de la modernidad que se inscribía en el cuerpo no maternal
de la mujer.
Lucía Sánchez firmaba con el seudónimo de Luciano de San-Saor ,
lo cual le concedía, además, libertad en el tratamiento de
las
temáticas teniendo en cuenta que sólo tenía veintiún años y
era la única representante
femenina destacable en el movimiento en un contexto social
en el que las mujeres tenían
aún limitado el acceso a la literatura y a las
tertulias literarias de los café.
También Lucía Sánchez Saornil escribió de forma extremadamente lúcida defendiendo
que la tarea revolucionaria había que comenzarla modificando las conductas vitales de
los propios militantes.”. En otro artículo publicado en Solidaridad Obrera llegaba a equiparar el matrimonio con
la prostitución cuando las mujeres, víctimas de la opresión masculina, carecían de un
salario propio y de un cierto
grado de emancipación moral (Nash, 1975: 175- 180).
Después de la victoria de los fascistas, Lucía Saornil se exilió
en Francia. Para escapar a la deportación, debió volver secretamente a España
en 1942, primero a Madrid y más tarde a Valencia. Continuó en la clandestinidad
hasta 1954.
,A finales de los años 60, Lucía hizo balance de su vida reconociendo sus fracasos: “has jugado y perdiste: eso es la vida”, pero a la vez afirmando la exaltación del vivir y la entrega apasionada a un ideal: “ganar o perder no importa nada/ lo que importa es poner en la jugada/ una fe jubilosa y encendida”. En sentido similar escribió también “En la vida, el soñar es lo que importa”. A través de esos poemas sabemos que hasta sus últimas horas se debatió entre la rebeldía y la conformidad con su destino y, hasta el momento de su muerte al lado de América, esa gran mujer que fue Lucía Sánchez Saornil, demostró el mismo coraje que había guiado su existencia y estuvo a la altura de sí misma.
¿Pero es verdad que la esperanza ha muerto?
Verso de Lucía Sánchez Saornil. escrito sobre su lápida a modo de epitafio por América Barroso en 1970, fecha de su fallecimiento.
La esperanza sigue encendida gracias a que mujeres como ella existieron. Recordarla sirva de inspiración en la lucha de toda MUJER que,como ella, persiga ser VERDADERAMENTE LIBRE.
Carmen Marín
Fuentes:
http://www.lamalatesta.net/editorial/2015/01/lucia-sanchez-saornil-poeta-periodista-y-fundadora-de-mujeres-libres/
Capdevila-Argüelles, Nuria (2009) Autoras inciertas. Voces olvidadas de nuestrofeminismo, Madrid, horas y Horas.
Nash, Mary (1975. Edic.) “Mujeres Libres”: España 1936-1939
Casamitjana, Rosa María (Ed.) (1996) “Introducción” en Sánchez Saornil, Lucía, Poesía.
Valencia, Pre-textos, pp. 7-28.